Desde mi habitación, observé el panorama. Le pregunté a mi madre. ¿Por qué hoy amaneció tan triste? ¿Dónde se ha ido el Sol? El silbido de la brisa me provoca una sensación de soledad. Ese colchón de hojas muertas sobre el camino me da miedo. No para de llover, el cielo está gris y la ventana está empañada. ¿No hay habitantes en este pueblo? Veo unos pocos caminar como zombis bajos sus paraguas. Los árboles se han quedado desnudos, pobrecitos deben tener frío.
Mi madre sonrió y me dijo: es solo temporal. Pronto entenderás que el otoño tiene sus encantos. Es el turno para el reposo de las almas. Vendrá de nuevo el canto de las aves, el brotar de las flores, de sus colores y de sus aromas y la alegría de la luz.
Aunque no entendí sus palabras, el brillo de sus ojos me arrancó un suspiro…
Cosme G. Rojas Díaz
9 de octubre de 2021
@cosmerojas3
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