Aberración

De acuerdo al diccionario de la RAE  la aberración es un grave error del entendimiento. Es un comportamiento o producto que se aparta claramente de lo que se considera normal, natural, correcto o lícito.

Combatir a lo que es natural resulta una actitud de negación del ser y por ende genera conflictos internos. Los seres humanos fuimos creados para grandes cosas; estamos dotados de cualidades intelectuales, físicas y espirituales. Y además habilitados para forjar nuestro destino: por aquello que conocemos como el libre albedrío. Despreciar nuestros atributos constituye un acto de ingratitud a Dios y además una amenaza para nuestra propia subsistencia. Quien no aprecia lo que tiene está condenado a perderlo. La felicidad comienza por el agradecimiento, por aceptarnos tal y como somos y desde allí crecer todos los días. La empatía comienza por aceptar y apreciar lo que el espejo refleja.

Cada día la sociedad se empeña en  crear más ismos y alimentar más fobias. Es la lucha contra el amor y contra la armonía de la creación: la del orden contra el caos. Estamos acechados por la intolerancia por el machismo, feminismo, racismo, clasismo, homosexualismo; por las diferencias religiosas, políticas y por otras tantas corrientes que eclipsan el propósito del Creador.

Los conflictos existenciales, son el reflejo de las  luchas internas, de la  negación de lo que somos. Algunas personas no están satisfechas con lo que son; por variados argumentos como pueden ser su estatura, color de piel, su peso, por sus rasgos, por su origen sexual y hasta casos patológicos que ni siquiera aceptan su condición humana. En estos días vi en un programa de TV que una chica se sentía gata y quería transformarse en ese animal. Se había operado las orejas, la boca y otros detalles de su rostro para tener aspecto de felina y planeaba una cirugía para adaptarse una cola. Mientras, otra muchacha quería ser mariposa y ellas defendían mutuamente sus posturas. No se percataban que los gatos se comen a las mariposas. Algo similar ha ocurrido en los últimos juegos olímpicos una persona que genéticamente era un hombre “se transformó en mujer” y logró batallar en esa categoría, este hecho revela una competencia desleal. Se abren las puertas a los cambios ad hoc y quien quita si hasta los retornos programados una vez cumplida la meta…

En estos complejos temas ya son incontables las variedades de manifestaciones de inconformidades. Es que esto genera muchos odios sociales. Surgen las banderas, las posiciones extremas y la confrontación entre la homofobia y el orgullo gay. Es un asunto tan complicado como indeterminado, para muestra a las siglas Lgbtqia+ cada vez le agregan más letras ¿Quién sabe si al final ocupe todo el abecedario? Rechazo las dos posturas, a la primera porque el odio es un acto contrario al humanismo y la segunda porque el hecho de que alguien tenga una tendencia sexual distinta a la de su origen no le da derecho a imponerla entre las demás personas. El respeto debe prevalecer para todos y no para una parcialidad.

La lucha por la igualdad se ha vuelto un contrasentido y ha perdido valor. El gran problema de la igualdad es que hay infinitas percepciones de lo que esto significa. ¿Somos iguales? o ¿Somos diferentes? Por fortuna, somos las dos cosas. Es mucho más lo que tenemos en común que lo que nos diferencia; sin embargo son nuestras peculiaridades las que nos hacen únicos.

Vivimos tiempos de hipersensibilidad, se han exacerbado los antagonismos entre las personas. Se ha convertido en una moda peligrosa magnificar la pluralidad. Los días del año ya no alcanzan para celebrar el orgullo de ser de ser integrante de determinado segmento. Si enseñamos al niño a respetar a las personas no será necesario hacer una lista sin fin de particularidades; ni de seguir a incontables agrupaciones de derechos humanos.

Otro tipo común de aberración es en el mal uso del lenguaje. Quienes se empeñan en acuñar el lenguaje inclusivo atentan contra las normas naturales que rigen a los idiomas. El lenguaje es un instrumento de la comunicación y ha de ser usado con eficiencia. Por esta razón ha de ser lo más sencillo y preciso posible. Las normas de la expresión las dictan los usuarios y las lenguas vivas están sujetas a cambios graduales; sin embargo las reglas deben ser gobernadas de manera prudente y por los expertos. Pululan de pronto los sabios. Muchos se sienten con la autoridad para querer imponer sus opiniones. Detrás de la irracionalidad disfrazada de igualdad, se ocultan los más diversos disparates. Los movimientos que pujan por ganar influencia como todos esos ismos que ya mencionamos han creado la  boga mundial de inclusivismo insulso.

Ese inútil empeño en querer adaptar la estructura de los idiomas a los caprichos de unos seres que se creen muy puristas, puede devenir en una distorsión peligrosa, destructiva y que no agrega valor a la intención que los promueve. Las sugerencias planteadas de las reformas además de ridículas resultan contradictorias y confusas. Los lenguajes tienen su lógica, su historia y gobierno; y están aptas para evolucionar de manera ordenada. No se puede dejar en manos de improvisados los caprichos caóticos para manipular a las masas.  

Un ejemplo es la novedad de llamar presidenta a las damas que cumplen ese rol. Presidente es una palabra compuesta que se refiere al ente que preside una institución. El ente según la RAE es: “lo que es, existe o puede existir” y no tiene género. No existe la “enta”. En línea con esa absurda lógica podríamos referirnos a una dama como que es “inteligenta”o “adoslescenta”, o a una “capilla ardienta”; todo para no herir susceptibilidades.

 Algunos “hablan de “nosotres” para incluir a hembras y varones. ¿En qué quedan estos tontos enredos? Resulta que presidente puede ser machista pero “nosotres” es inclusivo. Es que confunden género con sexo, ganas de complicar lo que está fácil. Hay quienes prefieren usar el signo @, como si este fuera una letra del alfabeto, se refieren a niñ@s creyendo que así abarcan a ambos sexos. Otros iluminados sugieren usar la x en el lugar de la vocal “niñxs”. Noten que el corrector ortográfico ha marcado varios errores subrayados en rojo. ¿Sabe alguien como se leen o pronuncias todos esos esperpentos lingüísticos? O es que no importa respetar la relación que existe entre los textos escritos y lo vociferado. Ganas de gastar neuronas en boberas. Lo que hagamos con el lenguaje impacta, en proporción directa, en las bases de la sociedad.

La verdadera inclusión tiene que ver con el respeto, la empatía y el afecto hacia las personas. ¿Quiere ser inclusivo? Trate con respeto a sus padres, hijos, hermanos, amigos, vecinos y a cualquier persona. Aprenda a comunicarse con un sordo, con un ciego con alguien que hable una lengua diferente a la suya. Si no está dispuesto a esto no opine tantas ligerezas. Recuerde la regla de oro trate a los otros como espera ser tratado, eso sí es ser inclusivo. 

El odio a quien es distinto se refleja como un bumerán para quien lo practica. El conflicto se presenta cuando el fanatismo, las modas y los complejos se alinean para aniquilar las normas naturales. La verdad es que cada derecho genera un deber y encuentra un límite en el derecho del otro. No tengamos reparos en respetar las preferencias sexuales de los individuos, pero exijamos respeto al orden. El masculino y lo femenino es lo natural, no es un capricho, ni un invento de imberbes. Tampoco es arbitrario el código del ADN, que existan los cromosomas X y Y, los óvulos y espermatozoides. El orden está establecido por el Creador y romper las normas nos puede conducir al exterminio.

Cosme Rojas
9 de agosto de 2021
@cosmerojas3

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