El paso más importante para resolver un problema es entenderlo. Es necesario comenzar por formular las preguntas correctas. No basta con cuestionar hay que hacerlo bien. A manera de ejemplo; si a uno le ocurre algo que no le es favorable podría preguntarse. ¿Por qué me ocurre a mí?, una duda muy distinta podría ser ¿Para qué me ocurre esto a mí?
Antes de la explotación petrolera Venezuela era una nación rural, muy pobre, despoblada, desintegrada y que vivía de los cultivos de café y del cacao. El país estuvo gobernado por férreas dictaduras hasta la muerte de Juan Vicente Gómez. Desde la entrada en producción del Zumaque I, el 31 de julio de 1914, comenzaron a funcionar las grandes corporaciones petroleras y desde entonces el país, en pocas décadas, pasó a ser un país urbano; con un pujante crecimiento en lo económico y en lo social. La muerte de Gómez marcó un hito clave en su historia contemporánea. La etapa de transición estuvo liderada por Eleazar López Contreras, quien abrió paso a la modernidad política y social. Desde 1935 hasta 1948 el país lucía encaminado y daba sus primeros pasos hacia la construcción de un sistema democrático.
El incipiente sistema trastabilló. Quizás aún no estábamos listos para ese cambio y la nación caminó de nuevo por la ruta de las dictaduras. Pasando en corto tiempo por dos golpes de estado, a Isaías Medina Angarita (1945) y luego a Rómulo Gallegos en (1948). Posteriormente el país quedó sometido a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez hasta enero de 1958.
Nuevamente una era de transición fue necesaria, esta vez la compleja tarea le tocó al Almirante Wolfgang Larrazábal. Desde enero de 1958 hasta el año 1998 el país vivió una era democrática, de libertades económicas, sociales y políticas. Durante este período Venezuela mantuvo un ritmo de crecimiento importante. Desde 1950 y hasta 1980, se atrajeron grandes inversiones. La corrupción administrativa desgastó y desaceleró el flujo de crecimiento, progreso y de bienestar. La moneda nacional (el Bolívar) era hasta 1983 una de las más fuertes del mundo, hasta que ocurrió el nefasto viernes negro en la era de Luis Herrera Campins.
Con el advenimiento de Chávez al poder la nación tomó un rumbo diametralmente distinto: el camino hacia el comunismo. Esta era ha estado dirigida por el Castro Chavismo y nos ha llevado al desastre ya conocido por todo el planeta. La etapa de Maduro aceleró la ruina, que hoy el mundo entero ve con asombro y preocupación.
La democracia se pudo salvar, antes de que llegaran los comunistas. La nación tenía los recursos y la solidez para tomar los correctivos necesarios. Un tratamiento para salir del estado de schock, era lo indicado; esto implicaba dolor y sacrificio y no hubo el liderazgo capaz de capitanear esa inmensa tarea. El segundo gobierno de Carlos Andrés Perez, entendió el desafío pero no logró aglutinar el acompañamiento y se quedó solo: su audaz y ambicioso plan fue derrotado. Los intelectuales y los políticos de la época no tuvieron la visión de largo alcance para dar el soporte requerido por el gobierno de CAP. Esta debacle económica, aunada al deterioro del liderazgo político abonó el camino al populismo y a la “ruta mágica” del socialismo del siglo XXI. Ahora tenemos un país material, institucional y moralmente destruido.
La solución a la crisis actual pasa por una nueva transición, no será posible restablecer la democracia antes de estabilizar al país. Es muy necesaria la presión y el acompañamiento internacional, los venezolanos solos no podemos. La tiranía está armada y ha demostrado de lo que es capaz. Es preciso converger las fuerzas internas con la visión de crear el camino de la restauración.
Será necesario un plan de emergencia para restituir la ley, el orden, atender las emergencias alimentarias, sanitarias y de infraestructura, crear un clima de confianza para a inversión extranjera. Los venezolanos debemos dar respuestas a los temas fundamentales ¿Cómo debe ser esa transición?, ¿Quiénes la deben integrar? y ¿Cuánto tiempo requiere? La Asamblea Nacional (la legitima) deber restaurar todos los poderes, designando nuevos miembros en cada uno de ellos, para reiniciar la institucionalidad. Luego, y solo luego, de haber atendido la emergencia se debe implantar un nuevo marco legal y político para convocar a unas elecciones generales. De aquí en adelante tendremos un nuevo sendero hacia el civismo y el progreso.
Cosme G. Rojas D.
4 de noviembre de 2018
Twitter e Instagram @cosmerojas3
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