No te rindas

No renuncies. Se valiente. Aprovecha cada episodio y saca lo mejor de ti. La vida está llena de sorpresas, hay momentos de gozo y otros de gran dificultad. Todo es parte de la dinámica en la cual estamos envueltos. De nada sirve quejarse y de mucho sirve ocuparse.

El miedo es nuestro principal enemigo, pues nos paraliza y nos hace ver las situaciones más complicadas de lo que son. El miedo promueve lo macabro y muestra como imposible de alcanzar las metas más loables; mientras inhabilita las alternativas y las potencialidades con las cuales contamos. El miedo se aloja en la mente y desde ese laberíntico recinto toma el control de las voluntades. Conviene aguantar las pavorosas agitaciones y asumir actitud desafiante; mientras se observa cómo van ocurriendo los acontecimientos. Es preciso dejar al desnudo el objetivo del desasosiego, el cual intenta: aniquilar, acorralar y forzar la huida de su víctima; antes de que llegue la supuesta situación a la cual tanto se le huye. Muchas cosas a las cuales tememos no terminan por ocurrir y muy raramente ocurren como las supusimos. Una opción audaz es diferir el impulso a renunciar, para dar tiempo y espacio a la sensatez. Si se observan los mecanismos del miedo, seguramente se aprenderían muchas lecciones. ¿Cómo funciona, esta enmarañada fuerza? Descifrar sus efectivos métodos podría revelar ventajas. Conviene darse cuenta de que esas turbaciones parecen moverse con iniciativa propia. ¿Qué tal si nos adueñamos de esos artilugios y los ponemos a trabajar a nuestro servicio? En el terror hay mucha ficción que mueve las vísceras, provocando consecuencias contundentes; pero es preciso darse cuenta, de que se trata de poderosa imaginación.

Cuando se enfrenta a una dificultad y la primera reacción es la tentación a renunciar, se está subestimando a las capacidades humanas. Detrás de cada angustia hay una circunstancia y muy probablemente al vencerla habrá una justa recompensa. Las amenazas existen para ser retadas y vencidas. Si la amenaza se presenta con fuerza avasalladora, se puede combatir con inteligencia, si resulta compleja se puede apelar a las reservas espirituales. Si la amenaza te vence, prepárate para una nueva oportunidad y no te olvides aprender la lección, de evaluar tus recursos y de hacerte más fuerte, para próximas ocasiones. Las grandes conquistas requieren determinación y normalmente demandan varias jornadas de esfuerzo; de ensayo y error.

La vida es un constante desafío, con valles, subidas y bajadas; eso es lo que la hace hermosa, dramática y divertida. Desde la concepción hasta la muerte se libran intensas batallas; la vida nos entrena para dar frente a complejas situaciones. La dinámica de la existencia es inexorable, navegamos en el continuo proceso: de nacer, pensar, actuar, sentir y morir. Quienes entienden y aceptan el cambio están más aptos para manejarlo y para adaptarse a los mismos; estos están llamados a liderar, sin flaquear pues la dinámica de la aventura de vivir no otorga pausas. Cada nuevo día nos recuerda que el amoroso Creador nos ha otorgado el regalo de prolongar nuestro legado y de ejecutar nuestra misión.

La vida tiene sus ciclos y debemos reconocerlos, para saber cuándo se abren y cuando debemos cerrarlos. Cerrar ciclos no se debe confundir con renunciar: son asuntos diametralmente opuestos.

Para cerrar estas reflexiones se me ocurre citar este texto bíblico:

“¿Te has mostrado desanimado en el día de la angustia? Tu poder será escaso.”

Proverbios 24:10

Cosme Rojas

23 de septiembre de 2018

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